17 de Mayo, Día Internacional contra la Homofobia

Una vez más, los Piratas de Guante Blanco queremos aprovechar la celebración de una fecha declarada Día Internacional para hacer una llamada a la reflexión, en este caso contra la homofobia.

¿Pero qué es la homofobia? Se trata de la incomodidad, aversión e incluso odio contra las personas homosexuales.

¿Somos homófobos? Lamentablemente sí, vivimos en una cultura bastante homófoba. Utilizamos la palabra maricón como insulto a la mínima ocasión como sinónimo de cobarde, incopetente, indeciso, traidor, diferente..., en muchas ocasiones de forma muy gratuita sencillamente para desacreditar a alguien que no nos cae bien o no opina como nosotros. Por los pasillos del océano las parejas heteros se cogen de la mano o se dan piquitos y a los demás nos dan envidia: están enamorados. Y si lo hicieran dos personas del mismo sexo seguro que sentíamos lo mismo, no nos escandalizaría ¿no?

El 5% de la población, según estadísticas, es homosexual; pero en una cultura en la que los cuentos acaban simpre en boda de príncipes valientes y princesas dulces y hermosas y todavía hoy, en pleno siglo XXI, hay quienes ven la homosexualidad como pecado o una aberración contra natura, es normal que esas personas no lo declaren ni pública ni abiertamente. Se protegen ocúltandolo, por si acaso, para que no los juzguen ni los menosprecien, para no ser excluidos del grupo o tener que soportar bromas de mal gusto, para no perder amistades. Un ejemplo: durante el desfile del Primer Viernes de Mayo, en pleno apogeo de la fiesta, se oyeron a coro canciones contra los seguidores del Barça identificándolos con maricones antiespañoles, todo junto, ¡hala!. Parecía divertido, pues los que lo coreaban se lo estaban pasando pipa y seguro que si meditaran sus palabras dirían que estaban de fiesta y de cachondeo, que forma parte de la rivalidad y la diversión del fútbol y también del desfile de "bravos" jacetanos y "bellas" jacetanas. Pero ¿por qué "maricón" es un insulto?

Según datos del Ministerio de Igualdad, el 41% del alumnado adolescente pediría que le cambiaran de sitio si supiera que su compañero o compañera es homosexual. También que el 56% de los homosexuales aseguran haber sufrido algún tipo de agresión física o psíquica durante su época escolar.

Nos sentimos jóvenes, rebeldes, diferentes de nuestros padres y abuelos -tan pesados y miedosos-, valientes, sin miedos, libres... ¿Seguro? Lo que antes era un pecado ya no lo es, el divorcio existe, no hace falta llegar virgen al matrimonio, ni siquiera llegar, viajamos al extranjero, conocemos gentes de otros lugares, estamos abiertos de miras, hombres y mujeres accedemos a cualquier profesión, nos gusta divertirnos en lugar de amargarnos con treinta mil precauciones... No tenemos miedo.

Da lo mismo si nuestros amigos (compañeros, almirantes, médicos, entrenadores, etc.) son hombres o mujeres. Nos sentimos cómodos igualmente. Pero ¿y si nos cuentan que son homosexuales? ¿Nos sentiríamos igual de cómodos?

Nos halaga mucho que una persona de otro sexo nos diga que le gustamos aunque no sea recíproco y nos pueda suponer un pequeño apuro, sobre todo si somos amigos. Nos halaga muchísimo saber que somos atractivos para alguien sobretodo si nos cae bien, y por dentro, aunque pongamos cara de circunstancias, estamos dando saltos de alegría. Aunque no queramos fardar de ello, tampoco nos importa que se sepa y seguro que se lo contamos en la primera ocasión a nuestros mejores amigos. Pero si es de nuestro sexo no nos halaga, ¡nos asusta! ¿Por qué? ¿De qué tenemos miedo? ¿No tienen los mismos sentimientos y la misma capacidad de pensar se sientan atradios por hombres o por mujeres? ¿De repente ese amigo o amiga que nos caía bien se ha vuelto loco obsesivo, violento, peligroso? ¿Nos importa que otros se enteren?

¿Qué harías tú en esa situación? ¿Te sentirías igualmente halagado?

¿Y si fueras tú el que se siente atraido por personas del mismo sexo? ¿Lo dirías?

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